Organizaciones ecologistas y animalistas, junto a medio centenar de personas, nos reunimos frente al Congreso de los Diputados en Madrid para exigir la paralización de la granja de pulpos que Nueva Pescanova planea construir en Canarias y seguir los pasos que ya han dado otros países
El pasado sábado 5 de octubre, un centenar de personas nos concentramos delante del Congreso de los Diputados, en Madrid, para solicitar al Gobierno la paralización de la granja de pulpos que la empresa Nueva Pescanova planea abrir en Las Palmas de Gran Canaria, que sería la primera de este tipo en el mundo.
La movilización fue convocada por las organizaciones Acción Océanos, AnimaNaturalis, Compassion in World Farming, Ecologistas en Acción, Eko, Eurogroup for Animals, Greenpeace, el Observatorio de Bienestar Animal y Raíces & Brotes, con motivo del Día Internacional del Pulpo, una fecha que se celebra cada 8 de octubre para alentar a la protección de esta especie, que estaría en peligro de llevarse a cabo esta práctica.
“La comunidad científica ha dejado claro que no es posible criar pulpos en cautiverio sin causarles sufrimiento. Estamos hablando de una industria que no tiene justificación desde el punto de vista del bienestar animal”, alegó Elena Lara, de Compassion in World Farming, durante la protesta.
Los pulpos son animales extremadamente inteligentes. Hoy sabemos que son capaces de usar herramientas y también de sentir emociones, como el sufrimiento y el dolor. En cautividad, serían fácilmente susceptibles de aburrirse o estresarse, además como animales naturalmente solitarios, no se adaptarían bien a las condiciones de hacinamiento típicas de los sistemas de granjas industriales.
Por otro lado, el impacto ambiental derivado de esta práctica sería altísimo, con contaminación por el uso de compuestos químicos, que afectaría a muchas zonas por las corrientes marinas, y con sobreexplotación de los recursos pesqueros para poder alimentar a estos animales, que necesitan consumir tres veces su propio peso en alimento para sobrevivir. “Para obtener un kilo de carne de pulpo se requieren tres kilos de pienso, lo que implicaría más recursos marinos y más polución”, señaló Marta Martí-Borregón, portavoz de Greenpeace.
La concentración contó con cárteles que conformaban un pulpo gigante y pancartas con el lema “Stop Granja de Pulpos”, así como con discursos de los y las representantes de las diferentes organizaciones que convocaron la acción, todos ellos con un mensaje bien claro: la granja de pulpos debe ser detenida antes de convertirse en un precedente para futuras explotaciones industriales. “No podemos permitir que España se convierta en pionera de una práctica tan cruel y peligrosa”, insistió Aïda Gascón, directora de AnimaNaturalis en España.
Además, fue acompañada por una carta enviada al Gobierno canario y a los eurodiputados, en la que más de 30 representantes parlamentarios instan a rechazar la granja de pulpos.
La protesta del pasado sábado en Madrid no es un evento aislado. La lucha contra la granja de pulpos ha conseguido gran apoyo a nivel internacional. Más de 160.000 personas en todo el mundo han firmado la petición que, en 2022, lanzamos junto a Acción Océanos para frenar el proyecto.
“Contamos con el apoyo de la Dra. Jane Goodall, de científicos y científicas y de otras voces influyentes que nos recuerdan que proteger a los animales es proteger nuestro futuro. No permitamos que la avaricia destruya lo más valioso: la naturaleza y la vida que habita en ella. Juntos podemos detener esta granja y demostrar que existe una manera mejor de convivir con la naturaleza”, expuso Inés Valencia, coordinadora de R&B en España.
En países como Estados Unidos, Dinamarca y Alemania ya han tomado medidas legislativas para prohibir o regular estrictamente la cría de pulpos, incluso antes de que proyectos de este tipo se planteen.
Afortunadamente, la granja aún no se ha puesto en marcha y se ha topado con inconvenientes: su impacto ambiental y su rentabilidad. Ahora bien, nuestro objetivo no es evitar solamente la construcción de ésta, sino también de otras futuras con una ley europea que las prohíba.
Desde su comienzo, la Dra. Jane Goodall mostró su apoyo en esta lucha: “Cuando me enteré de que empresas españolas planean encerrar a estas criaturas sensibles y fascinantes en “granjas de pulpos”, me sentí profundamente angustiada. Estas granjas no podrán ofrecer las condiciones que los pulpos necesitan y merecen, e inevitablemente causarán un nivel de sufrimiento que ahora sabemos que es inaceptable”.
Desde Raíces & Brotes, junto con el resto de organizaciones, seguiremos ejerciendo presión para frenar la granja de pulpos y proteger a estos animales y los ecosistemas marinos. Ayúdanos a conseguirlo firmando la petición, difundiendo o participando en las próximas acciones que realicemos. Junt@s marcamos la diferencia.
Comments